Después del nacimiento del bebé, ajustar la pareja es imprescindible. Este ajuste se puede hacer con gran dolor y sufrimiento por parte de los adultos o del bebé (o de todas las partes implicadas) o podemos tomarlo como una posibilidad de cambio, de transformación y de apertura hacia una relación más profunda y consciente.
Básicamente, la crisis tiene su origen en el acoplamiento que la pareja ha de hacer para acoger la nueva vida. Nuestra relación cerrada de pareja se desequilibra. Debemos dejar de mirarnos el uno al otro exclusivamente y ampliar la mirada para incluir a ese pequeño ser que nos necesita 24 horas al día, 7 días de la semana, 365 días al año. Atrás quedaron las posibilidades de distracciones de lo que iba mal en la pareja: las escapadas, el descanso, los hobbies, el seguir adelante a pesar de lo que no funciona... atrás quedó el mirar para otro lado.
Básicamente, la crisis tiene su origen en el acoplamiento que la pareja ha de hacer para acoger la nueva vida. Nuestra relación cerrada de pareja se desequilibra. Debemos dejar de mirarnos el uno al otro exclusivamente y ampliar la mirada para incluir a ese pequeño ser que nos necesita 24 horas al día, 7 días de la semana, 365 días al año. Atrás quedaron las posibilidades de distracciones de lo que iba mal en la pareja: las escapadas, el descanso, los hobbies, el seguir adelante a pesar de lo que no funciona... atrás quedó el mirar para otro lado.
Piensa que la crisis nos está indicando que hay algo que necesita ser mirado, redefinido y superado. Es una oportunidad para acceder a una relación de pareja más consciente, profunda y amorosa. No te sientas culpable porque tu pareja esté en crisis, ya que, en sí, la crisis no es un problema, es un camino.
Acceder a la maternidad y a la paternidad implica asumir una mayor madurez y responsabilidad en todos nuestros actos. Quizá hayas notado que ahora nos importa desde lo que come nuestro hijo hasta las palabras que pronunicamos en su presencia. Ahora, los actos cotidianos tienen más importancia, porque somos conscientes de que nuestro bebé nos observa. Y deseamos ser buenos padres. Esta sensación, que no es conveniente que nos haga caer en la culpa, es la que nos posibilita mejorar, de generación en generación, la crianza y la educación de nuestros hijos.
Tanto si desáis continuar como pareja, como si ya habéis tomado la decisión de no continuar adelante vuestra vida en común, siempre vais a necesitar mantener en buen estado las vías de comunicación. A partir del momento en que sois padres de un hijo en común, vais a estar obligados a pactar por el bien de vuestro hijo.
Como adultos que sois podéis buscar vías de diálogo y herramientas para comenzar a solucionar aspectos en la pareja que, desde siempre, fallaron, pero que no pudimos o no quisimos resolver. En las siguientes páginas encontrarás más información.